12/14/2008

pupa

Un día en la puerta de mi casa apareció.

No supe cómo interpretarlo.
Me pareció sumamente desconcertante, porque entre los cientos de miles de millones de lugares que este gusano podría haber hecho su pupa vino a hacerlo al lado de mi puerta.

Un día cualquiera llegué y no estaba.
Días antes pregunté por mi amiga y alguien dijo en el aeropuerto de Cancún que era un guardian, no un espía. Y entoces al no verlo me puse tan triste que lo busqué por las plantas de abajo y a unos metros estaba la pupa, dura y cálida como la más hermosa habitación de cualquier individuo.
No había manera de volverla a pegar en la pared. Así que pensé en acogerla en casa, imposible, moriría. Así que en la ventana espero el momento en que ella vuele y yo... bendiga la posibilidad de acompañar su vuelo, como el tuyo, acompañar, querer, cuidar cuando es necesario de aquí para allá y de allá para acá.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Alas translucidas que poco a poco se llenan de colores.
El vuelo es alto, doloroso, cansado, pero siempre vale la pena.
Gracias por ayudar a pintar las alas incoloras de mi vientre.