4/04/2007

Stefano Benni


Sigo sin entender el por qué, sin querer uno se vuelve ojo de huracán sólo de su época, sólo de su grupo, sólo de todo y solo porque al final se está aquí nomás.
Son amortillados
despostillados
acuchillados
los sueños que mancillan las herramientas
para componer unos hilos
que unos otros piensan
sirven para arreglar
al mundo y su vínculo
esdrújulo pálido precámbrico
con el titiritero.

Benni, con todo el desmán y el juego, es en fin un bendito moralista, el bendito moralista que necesita un momento como éste, la sagrada necesidad de no callar, la posibilidad de querer no sólo como miembro de un grupo social sino como una voz.
Es extraño encontrar a alguien así en un momento en que la "Dolcevita" compra con sus encantos a todos.
¿Cuántos actores, directores, escritores, reporteros, activistas, hacktivistas, y demás han sucumbido a los altos ideales a cambio tan sólo de un cochecito, de un poco de comodidad?, es más uno mismo (osease el yo mismo de mi mismidad, que no de mi ipseidad porque esa mera es la que entra en líos) he convertido el blog de laqs lamentaciones porque no hay más al rededor que trabajo mecanisado y una tensión en los hombros en vez de divertirse malabareando o cansar las piernas en el monociclo?
Cuando leí "Aquiles pies ligeros" sentí claramente que "algo" se estaba quebrando y ahora sé qué es, luz, lucidez, Lucía (saludos Lucía, luz a quien gracias debo dar por no perder la fe, porque cuando el mundo era negro negro negro y el sueño era sólo pesadilla y de la boca sólo baladro surgía, ella tan ella y tan todas y tan ella y tan sus manos haciendo salsa en molcajete me abrigó y me dio de cenar y tan ta, pero espero will be back...).
Entonces, mi querido don señor Stefano, gracias, porque pese a que aún no tengo Margherita Dolcevita, me entero ahora que existe, que es una niña que son los niños, que son ellos y no nosotros quienes pueden, y que los ojos de pronto se posan en sitios semejantes, de tanta coincidencia yo creo que debo correr a aprenderme por lo menos nuevos poemas en lengua italiana y que el pesto que tengo en el refrigerador debe aguardar poco antes de mezclarse con parmesano de verdad.
Por cierto, ¿alguien me podría decir qué hay, cómo es, qué es exactamente Reggio Emilia? Si hasta Gianni Rodari le dedica su "gramática" algo debe tener más allá de aulas y más allá de fama..
Gracias Stefano Benni, ya veré cómo hallo a esa Margherita Dolcevita...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sigo tus letras (pendiente de la promesa hecha) y hoy me he encontrado en ellas. Sonrío.
Te quiero mucho mi gran amigo.

Lucy.

¿Me cuentas un cuento?