6/19/2004

ZA ZA ZA MESA QUE MÁS APLAUDA II



Desde las amables tierras mazatecas, vìa mail llegó un texto de Juan José Rodríguez, quien espero no se moleste por su reproducción en esta ventana virtual.



El lugar sin límites



“MESA QUE MAS APLAUDA” : SU VERDADERA Y TRISTE HISTORIA



Juan José Rodríguez



Hace unos meses, comenté en este espacio el azoro y sorpresa que me llevé cuando, en la revisión de un libro sobre la antigua Roma hecho en broma, batallé para encontrar la traducción correcta al latín del término ”teibolera”.

Ahora vuelvo a un tema similar, pero despojado de tanta pretensión como el turno anterior: tocaré por esta vez los inextricables y sinuosos caminos de la cultura popular, a la que pertenezco y trato de disfrutar.

Vivimos un país de modas y nos dejamos llevar por las tendencias. Mientras más sin sentido son, más difícil es quitárselas a la gente.

Por algo decían los miembros del Partido Nazi que una mentira, mientras más grande e increíble, más gente se la cree. De esa manera llegaron al poder los más variados y folklóricos políticos.

Estamos ahora atrapados irremediablemente en el boom de una canción tan desprovista de sentido que, quizá, ese sea el secreto por el cual es gustada por tanta gente que se ve reflejada en ella.

Incluso podremos escuchar esa canción en fiestas infantiles y hasta alguien me cuenta que pudo escucharla en algún festival del día de la madre.

“La mesa que más aplauda” es el himno del Galaxie, uno de los téiboles más famosos de Veracruz. Usted no está escuchando una canción, si no los chascarrillos y sonidos onomatopéyicos del animador de las teiboleras a la hora de despertar el ánimo en los risueños clientes.

Esa grabación fue hecha el día que “El Galaxie” cumplió un heroico aniversario más y ahora todo el país puede celebrarlo a la hora de escuchar y cantar esta canción. Usted puede cantarla mientras prepara la comida de sus hijos o festeja la boda de alguno de ellos.

A la hora en que el tipo se pone a mencionar varias colonias y lugares de la república, en realidad está llamando a los clientes de esas mesas que vienen de esos jacarandosos rincones que se identifiquen; por supuesto, haciendo gala de la franca y estridente algarabía típica de los templos erigidos en honor a la diosa Venus.

Como si gritaran aquí “los de la Montuosa, los del Quelite, los de la Juárez, los de la Pancho Villa”, etc, etc y así, hasta llegar al infinito corazón de la noche.

En fin, espero que esta información sea útil para todos aquellos que hacen fiestas infantiles o festivales de fin de cursos: jamás creí que la música de los antros donde se dan clases de anatomía para adultos alguna vez sería escuchada con tanto entusiasmo por los niños.

No se trata de prohibirla, pero… como que ya va siendo hora de que si tenemos alguna moda, al menos sepamos que significa y de donde viene el contexto.

Ah, y a propósito, sé de muy buena fuente que el animador, por más que aplaudan los parroquianos, jamás les manda a bailar una “niña” gratis arriba de su mesa. No nos creamos todo lo que dicen ese tipo de canciones porque, no sólo dice nada, sino que hasta lo poquito que promete, también es una cínica mentira.


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