8/28/2003

TAMARA, NUEVO ¿ENCUENTRO?



Sí, tenía un presentimiento. Las cosas marchaban demasiado bien: levantarse temprano, dejar el coche a buen precio con un buen mecánico (recomendación Yizar), desayunar ricas picadas
a excepción de la falta de agua para el café. Entonces ocurrió, mientras estaba abajo checando unas facturas, entró.
Jeans, blusa y trapo en la cabeza anaranajados (¿por qué nunca he sabido cómo se llama eso que no es balerina ni tampoco rebozo?) y esa actitud de desenfado mezclado con cierta prepotencia, sabedora de sus virtudes se movió un poco dentro de la librería. Apenas entró a la segunda sala. Nada más.
Busqué entonces cualquier pretexto para estar abajo, esperar que ella pidiera ayuda, un libro, alguna zona, una consulta de algo. Pero nada. Ni cinco minutos pasaron y salió con la misma actitud.
Por primera vez me detuve en sus ojos negros. Afrodescendencia sin duda, pero no mexicana. Sólo ese detalle genético, mas, un silente furor en la mirada. Sé que no nació en México, seguro al igual que quienes migramos (sea largo o corto el trayecto) hay una historia difícil detrás de la actitud, el compromiso y la belleza…
Me viene bien imaginar que ella lee esto.

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