2/28/2003

Un domingo con Don Goyo

Mart�n Corona
Santiago Xalitzintla, Puebla. 23/02/03. A la una de la tarde con ocho minutos, el Popocat�tl exhal� un gigante de humo. Minutos m�s tarde, el cielo limpio se oscurec�a y en el poblado de Santiago Xalitzintla comenzaba a percibirse la ceniza. �Lo bueno es que no tron�, ni tembl�, dicen dos j�venes que venden comida junto al parque central.
�Desde anoche llegaron, pero ah�st�n nom�s�, comenta un poblador acerca de los nueve camiones, el cami�n de soldados y las dos pick up de protecci�n civil. Nadie quiso hablar sobre su funci�n ah�, los nueve camiones permanecieron cerrados, los soldados vigilaban y dos hombres en una pick up se deslindaban: �nosotros no sabemos nada, nos mandaron de Cholula a ver c�mo iba la situaci�n�. Al parecer, en caso de desastre ser�a lo mismo: evadir su responsabilidad.



Y retiemble don Goyo
�Ayer que andaba en el monte haciendo escoba, se sinti� c�mo se siembrea (sic) la tierra, pero no pasa nada�, dice confiado Mat�as, un poblador de Xalitzintla que se dedica a hacer y vender escobas de ra�z. Con ese oficio, heredado de su pare, mantiene a sus cuatro hijos, claro que el mayor de 17 a�os le ayuda un poco, �lo bueno es que est� ac� en el Pueblo, porque luego se van y ya ni se acuerdan de uno�.
Ni �l ni su familia piensan evacuar la zona, a menos que haya mucho peligro, sus argumentos son simples: �Yo pienso que cuando pase algo hasta ni nos vamos a dar cuenta�.
El riesgo que sienten en este momento es que �Ahorita puede arrojar piedra, es la �nica cosa, otra cosa no�. Sin embargo, Mat�as es consciente del da�o que causa Don Goyo, como le llama cuando no le dice el volc�n: �el rededor es el que se quema, porque alcanz� la zacatera, ya no lleg� m�s abajo, porque como el aire sube y si bajara estar�a peligroso�.
Pese a estos �sustos�, Mat�as nos dice que al tiempero don Goyo le habla: �dice no se vayan, la vez pasada que se fueron qued� el pueblo casi solo. No se vayan, no va a pasar nada, pero no me dejen solo. Don Goyo no quiere que se vayan�.



Los andares de Goyo
�Esta vez fue m�s fuerte, el ruidazo bien duro que hace. S� es m�s fuerte�. Nos dice un anciano de Xalitzintla, con su camisa de manta y pantalones cay�ndose. Entre la borrachera que lleva encima al medio d�a del domingo, cuenta: �Ayer hizo la semana que comenz� de nuevo�.
Dos aspectos resaltan. El anciano habla de comentarios, de cosas que se dicen �hay cosa que provocan que esto pase. Dicen que Salinas de Gortari le vendi� a Jap�n el volc�n. Y yo s� creo porque hay mucha gente all� arriba. Claro que son puros comentarios. Que lo vendi� el canijo ese. Yo o� el comentario que Jap�n ha provocado a volc�n, pero volc�n tambi�n poderoso. Y el volc�n tambi�n le ha hecho maldades a Jap�n�. Concluye el anciano. Cuando le preguntamos sobre Jap�n cambia el tema.
�Dicen que ah� anda Don Goyo. Rumbo a Cuautla, lleg� Don Goyo a un restauran y nunca que le hac�an caso. Ya viejito con la ropa rota les daba asco. Y las muchachas que atend�an no le hac�an caso, pero a una se le hizo f�cil. Qu� va a querer de comer. �l le dijo: Mira hija, voy a comer de todo, soy Gregorio Chico, si me vas a dar de comer, me voy a comer todo lo que tengas en la cazuelas y no me va a alcanzar. Ella le comenz� a servir, y de una comida pasaba a otra, as� un mont�n de comida. Hace cuanto que no come ust�, le pregunt� la muchacha, la verdad es que no he comido en muchos a�os�.
Arrastrando las palabras, el anciano cuenta que el final de la historia es que Don Goyo le dio mucho dinero a la muchacha que loa tendi�: �Este dinero que te doy es para que pongas tu restauran, y cada que venga yo me vas a dar de comer. Y le dio mucho dinero, le dijo en qu� parte poner el restauran, y todas las dem�s muchachas pensaron que mejor le hubieran hecho caso al viejo. Y dicen que s�, que iba a comer all�. �Se imagina cu�nto dinero le dio?�

La volcana
La gente de Santigo Xalitzintla no le teme a Don Goyo, sino a la Volcana, Rosa. �La volcana Rosa es peligrosa. Es que est� durmiendo, est� acostada, all� donde est�n las nubes est� su velo, es lo blanco, tiene su velito, est� pa arriba, ta tapada con su velo.
El d�a que se despierte ser�a el fin, para rematar todo�. Nos dice Mat�as. �Por eso le dicen la mujer dormida. Es m�s peligrosa, porque est� durmiendo, no tiene respiraci�n, entonces a la hora en que se despierte va a ser algo grave. Goyo tiene la boca muy grande, no s� c�mo aguanta tanta fuerza que avienta, c�mo no se parte�. Lo sabe porque ha escuchado, sentido y vivido todo el tiempo junto a �l.

El tiempero
El tiempero es un hombre predestinado a llevar una relaci�n cercana con el volc�n. Elegido por un rayo, por volver a la vida de la muerte o por herencia, los tiemperos a�o con a�o realizan ritos a don Goyo �Le Vamos a pedir agua hasta all�.
La gente de Santiago conf�a en Antonio Analco, quien recibi� este don en sue�os desde antes de los 8 a�os, ��l sabe, �l habla con el volc�n y qui�n sabe qu� le comenta, eso cuando le llevan mole y un guajolote vivo y all� lo matan. �l es de verdad, su pap� fue tiempero, ya era un viejito y ese muchacho que qued�, a lo mejor ya ven�a destinado a ser tiempero, como fue su pap�, tiempero, cada que van a buscarlo llevan harta comida, y all� la dejan. Le llevan ropa, de todo�. Seg�n lo dicen los pobladores.
El 12 de marzo se realiza la ceremonia, viene �harta gente de fuera, de Puebla de muchas parte, vienen para la ofrenda a don Goyo, el problema es que est� muy parado para ir, como es caminando. Y la volcana es m�s plano. Se hace uno 3 � 4 caminando hasta el sitio donde hacen la ceremonia, trayendo carro nom�s hay que caminar como 2 horas. Pero hay que caminar cargando todo: el agua, la comida, porque en el volc�n no hay agua, en la volcana s� hay harta agua�.

Antonio Analco, tiempero
Gu�ados por Mat�as llegamos a la casa del tiempero, en la parte de arriba del pueblo, a unas 6 calles del centro de Xalitzintla. Inicialmente le pedimos hablar sobre don Goyo, ��Para qu�?� Fue su respuesta r�pida y cortante. �Ahorita estamos ocupados�, dijo regresando a la casa donde estaba haciendo faena.
Sin embargo, con algunas palabras lo hicimos volver a explicarnos el por qu� de su negativa �Ya no se puede decir nada, porque luego la hacen re grande, como ahorita hago lo que hago y no ando con nadie. Ya voy solo, pero nadie me ayuda. Yo les doy la mano, pero pues nada, ahora falta poco para que vaya, yo nunca le fallo y voy. Y luego la gente viene y ni siquiera me ayudan para cuando hago la ceremonia, nom�s en carro, en m�sica me llevo buena lana y no quieren ayudar. Por eso ya ni quiere uno dar�.
Con un sombrero que le subre el rostro moreno y apenas permite salir a sus largos cabellos lacios, el tiempero de Xalitzintla nos explica su molestia, �ellos vienen graban y toman sus fotos y ni siquiera que dijeran ah� le dejo para el refresco, pero luego ni las gracias y cuando los queremos buscar pues no sabemos d�nde. De en balde que estudian, si no ayudan. Total yo voy por mi gusto�.
Ante nuestro ofrecimiento de una ayuda para acompa�arlo en pr�ximas fechas, de inmediato responde: �Yo nunca digo la tarifa es tanto�.
Luego de estas palabras don Antonio se vuelve a meter a su casa, pero antes, al preguntarle sobre don Goyo dice: �ac� estamos bien, no pasa a mayores, no�.
Sin embargo, las dos j�venes que venden comida junto al parque central dicen preocupadas respecto de la calma que pide el tiempero: �pues qui�n sabe si de verdad ese se�or sepa...�

Xalitzintla: �preparado?
Los nueve camiones de pasajeros que rodean el parque siguen cerrados. Los hombres con radios evaden hablar con la prensa. El tizne de la fumarola comienza a caer sobre el pueblo, arden los ojos, se siente en la garganta la contaminaci�n.
�Los soldados no saben nada, a veces hacen una semana o quince d�as y los van cambiando, ellos platican a su manera. Para eso s�lo la comunidad, la gente�. Ha dicho el tiempero sobre los encargados de apoyar en caso de desastre.
Pues �los soldados ah�st�n, pero no hacen nada�, dijo el anciano. Y los propios soldados dicen: �ah� est�n los encargados, hable con ellos, ellos le pueden dar bien la informaci�n�.
Entre el silencio de autoridades y la calma con que la gente ve las fumarolas y resiente al volc�n, dejamos a Santigo Xalitzintla viviendo bajo las fumarolas de don Goyo.

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